La ejecución del corregidor Antonio de Arriaga al sur del Cuzco
el 10 de noviembre de 1780 inició la más grande sublevación del continente americano. Durante los siguientes seis meses, Tupac Amaru, su esposa
Micaela Bastidas, sus familiares y seguidores pondrían en vilo al Imperio español y abrirían una brecha que otros continuarían acentuando por más de dos años. Lo que parecía ser otro levantamiento local terminó convirtiéndose
en una guerra de exterminio, con un saldo de aproximadamente
cien mil víctimas, en un área que cubrió desde el Cuzco hasta Potosí.