Cuando se duerme menos horas o no se duerme, inmediatamente se elevan los niveles de la hormona del estrés denominada cortisol. Esta hormona nivela la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, descompone los carbohidratos y grasas por sus funciones catabólicas. Entonces, cuando sube sus niveles, se incrementa la glucosa en la sangre, lo que nos lleva a producir energía. Pero todos los procesos bioquímicos del organismo se producen en balance y armonía como una gran orquesta, y lo que sucede cuando hay gran cantidad de cortisol es que se inhibe la hormona del crecimiento y se bloquea la reparación celular necesaria. Es aquí donde todo se vuelve un caos porque, sin el balance de regeneración celular que se consigue solo con dormir lo suficiente, el cortisol se convierte en un asesino en potencia.