Durante muchos años en textos oficiales de historia y literatura, pero mucho más según la memoria social andina, se repitió una falsedad manipulada por los autores del asesinato de Narciso Aréstegui. Se dijo que había muerto accidentalmente después del naufragio del barco Yavarí, en el lago Titicaca, durante los días de carnavales y que posiblemente estuvo ebrio. Hasta que Alfredo Germán Cornejo Pardo, después de muchos de trabajo afirma: “El velo de impunidad y silencio cómplice de las autoridades políticas, funcionarios, militares, así como de algunos magistrados del Tribunal Superior del departamento de Puno de aquellos tiempos, finalmente determinó la oficialización de la falsa versión del naufragio del barco Yavarí. El ocultamiento de las verdaderas motivaciones de las causales del crimen contra Aréstegui y la impunidad de los autores, se mantuvo hasta hoy”. Cornejo tiene el acierto de probar lo que afirma a través de documentos, señala que efectivamente Aréstegui fue asesinado como Juan Bustamante “El viajero”, debido a que ambos representaban “un peligro” para una sociedad infestada de gamonales y jueces corruptos.