La violencia en la escuela, en la que el bullying se erige como su expresión más corrosiva, es en realidad un tema menor si la comparamos a la complejidad que reviste la convivencia democrática, aunque a más de uno le resulte exagerada una aseveración de este tipo.
Veamos en los hechos cuanto de realidad tiene esta afirmación: en el ejercicio de las distintas formas de violencia en la escuela, la población comprometida directamente en su ocurrencia no llega nunca a ser dominante, aunque los pocos que la emplean hayan conseguido someter a la gran mayoría de individuos que están en la escuela; a unos pocos en calidad de víctimas directas y a la gran mayoría a un rol de cómplices pasivos e indiferentes a la realidad cotidiana de violencia. De allí la razón de ser de este libro.