La obra no se basa solo en el estudio analítico de las normas, lo
que también se hace, sino también en la evaluación de datos sociales y
empíricos que sirven para el estudio de una norma que ingresa en un
mundo real, y no en una cámara de espacio vacío. Este es uno de los
graves errores del dogmatismo cuando se trata de producir legislación.
Por ello, el libro dedica dos capítulos a problemas sociales, económicos
y jurídicos, pero desde una visión general: el primero, sobre la vivienda,
por ser el tipo de inmueble de mayor difusión; el segundo, sobre el
drama de la recuperación posesoria de la vivienda, en sentido particular,
por la relevancia ya anotada, y de los inmuebles, en sentido amplio.