La trayectoria educativa de las personas trans merece ser constantemente
analizada y mejorada. Esto es particularmente importante si consideramos
que el espacio educativo es donde se gesta un gran porcentaje de las relaciones sociales que influyen significativamente en nuestra autopercepción y la manera en que nos mostramos al resto. En ese marco, asumir una identidad de género no normativa y expresarla —a través de distintas manifestaciones—se vuelve un acto valiente y digno que, lastimosamente, suele ser poco comprendido por la comunidad escolar, incluyendo al personal educativo y estudiantil.