La tos ferina es una enfermedad que, a pesar de la existencia de vacunas
efectivas y de las altas tasas de cobertura de la vacunación, permanece, en la actualidad, como un problema de salud pública a nivel mundial. En los últimos años, se ha observado un incremento alarmante de los casos de tos ferina. Estos se presentan asociados con una alta mortalidad, sobre todo en la población de menores de un año de edad.
Esta situación ha motivado el diseño de nuevas estrategias para contrarrestar este rebrote. En el 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó vacunar contra la tos ferina a todas las embarazadas para disminuir los casos severos y las muertes en los niños que aún no han alcanzado la edad idónea para recibir la vacuna. Esta implementación ya se ha realizado con éxito en la mayor parte de países desarrollados y en varios países de la región.