La democracia y, con mayor amplitud, el Estado de derecho garantizan la esfera de libertad individual más amplia posible. Sin embargo, desde la aparición de los derechos humanos, a finales del siglo XVIII, hasta el advenimiento de la teoría del Estado de derecho, a principios del siglo XX, la concepción de las necesidades del individuo ha evolucionado, lo cual se acentúa con los cambios sociales paradigmáticos ocurridos durante el siglo XX. En tal sentido, el Estado de derecho ya no radica solo en la libertad como único elemento constitutivo del bienestar, y es necesario detenerse en las causas de la no realización de ciertos proyectos del Estado democrático, a pesar de la existencia de libertades, para reflexionar sobre los nuevos parámetros que deben considerarse para perfeccionar el Estado de derecho.