Según la OMS, en el 2015 cerca de dos millones de personas en zonas deprimidas y altamente vulnerables consumieron agua potable contaminada con heces fecales (WHO, 2016). La existencia de patógenos en el agua es responsable de múltiples enfermedades, las cuales causan efectos secundarios y reducen la esperanza de vida de una población; además, su presencia puede llegar a generar pérdidas económicas debido a la inasistencia a sus labores cotidianas de las poblaciones que consumen esta clase de agua. Ante esta situación, la ONU (Organización de Naciones Unidas) han declarado el ODS 6 (RECURSO HÍDRICO Y SANEAMIENTO) para asegurar la disponibilidad y la gestión sostenible del Recurso Hídrico para todos (Rodríguez-Chueca et al., 2019).
El agua dulce que encontramos de forma natural sobre la superficie de la tierra no puede ser utilizada para consumo directo de los seres humanos, ni tampoco aplicable para las industrias debido a que, en su expresión mayoritaria, no cumplen con las exigencias de pureza que debe caracterizar agua para consumo humano. El agua se contamina en su trayecto a través del suelo o incluso el aire (ciclo hidrológico) asimilando materias suspendidas o disolviendo otras además de cargarse de organismos vivos como plancton, bacterias o virus, a esta carga se suman minerales como sulfatos, carbonatos o moléculas orgánicas como ácidos húmicos o fúlvicos.
Esta gran cantidad de contaminantes disponibles hacen que sea necesario diversos tratamientos antes que estas aguas puedan ser distribuidas a nuestros hogares.
Por otra parte, el agua en su transporte o durante sus utilizaciones, puede causar, a los diferentes materiales con los que interacciona, alteraciones de diversa naturaleza entre las cuales la más frecuente es la corrosión de los metales, especialmente, del acero. También puede producir otras alteraciones, por disolución de materiales calizos o degradación del concreto. Al depurar el agua, generalmente se combinan procesos físicos, químicos y biológicos con la finalidad de eliminar solidos suspendidos, a continuación, materias coloidales y después materias disueltas (minerales u orgánicas).
Para lograr los objetivos que se desea como son la obtención de un líquido transparente y puro con la calidad suficiente para servir para consumo humano, hasta las aguas ultra puras que muchas veces los laboratorios o industrias requieren, debemos aplicar procesos combinados o independientes