“Firmarás con una pequeña gota de tu sangre”. Así sentenció su destino el doctor Fausto ante el enigmático Mefistófeles. El drama en Fausto es el problema del hombre actual y su incierto destino, su gran inquietud por comprender y saber, problema que Goethe quiso analizar mediante su mundo complejo de símbolos. Para pintar esa inquietud, su propia inquietud, Goethe forjó inmarcesibles versos que figuran entre los más hermosos de la literatura alemana. Fausto, que Goethe acabó antes de fallecer en 1832, es un periplo por la vasta alma humana, en la que debemos hurgar hasta el fin para encontrar aquello que el docto no pudo hallar en la Tierra.