César De María nos brinda en sus obras una mirada sobre la marginalidad humana en varios aspectos. Hallamos ancianos desplazados, adolescentes monstruosos a partir de la indeterminación de su edad, cómicos callejeros que cabalgan la miseria y el hambre, prostitutas, ciegos, locos, aventureros, asesinos… teatristas. Poderosas a nivel emocional y bastante dinámicas en el plano de la acción, las doce obras de este libro no están exentas de la crítica al entorno. Lo social se perfila como una maquinaria que muchas veces pesa sobre los personajes, en un contexto caótico y decadente. Un espejo crucial para reconocer en el plano de la ficción aquello que fuimos y que quizá todavía somos. Un lugar donde, sin embargo, los personajes no pierden el ímpetu de luchar.