La sensualidad desenfrenada domina cada verso. En el poema final, “La canción desesperada”, no hace más que potenciar la desazón que impregna los veinte poemas. Da una musicalidad comparable a la de Bécquer y a la de Rubén Darío, no resulta extraño que varios de sus poemas hayan sido musicalizados. El poemario no habla de un amor particular; por el contrario, se basa en un simbolismo penetrante y universal.
No siendo obra de madurez, Veinte poemas de amor y una canción desesperada es la obra que consagra a Pablo Neruda. Este libro constituye hoy una especie de breviario de los enamorados en el mundo de habla hispana.