ISBN 978-612-00-5212-9

Reseña

A la pregunta ¡Qué es la educación? se podría responder que la educación es la formación integral de la persona pero de una manera sistémica e interrelacionando sus diferentes saberes como el de conocer, hacer, ser y convivir. A la pregunta ¿ para qué nos educamos? Se podría contestar para insertarnos en las sociedades del conocimiento y para ser felices, entendiendo la felicidad como el aprendizaje de esos saberes; es decir una formación integral nos lleva a ser felices. Como seres humanos, nos educamos para formarnos como personas desarrollando valores éticos y también intelectuales, como ciudadanos para contribuir por una sociedad más humana y como especie para defender y preservar nuestra especie humana. Somos personas, ciudadanos y especie.
La filosofía de la educación encierra problemas ontológicos, gnoseológicos, lógicos, epístemológicos, antropológicos, políticos y éticos.
Como sabemos a pesar de las diferentes reuniones internacionales sobre educación como la de Jomtiem en Tailandia en 1990, el informe Delors; la reunión de Dakar en el año 2000; la reunión en Santo Domingo en ese mismo año; la reunión de la ONU en el año 2000; el Foro mundial de educación en Porto Alegre en el año 2003 y otros donde se han planteado alternativas educativas no hemos obtenido los resultados esperados.
Las diferentes concepciones y modelos pedagógicos: naturalistas, positivistas, realistas, marxistas, conductista, romántico, soviético y el último llamado constructivista tampoco han tenido los resultados esperados.
Nuestro país como la mayoría del mundo ha tratado y sigue tratando de buscar una alternativa al problema educativo, ya que no se puede negar la insatisfacción actual por parte de las autoridades, la comunidad educativa y la población en general.
En nuestro país se han dado medidas legislativas en el campo educativo: la ley orgánica de educación pública o ley Nro. 9359 del año 1941; el decreto ley Nro. 19326 de 1972, conocida como la reforma educativa; la ley Nro. 23384 de 1982 y la ley actual Nro. 28044 del 2003. Estos sistemas educativos tampoco han tendido buenos resultados.
Los gobiernos han tratado de elevar la calidad educativa, pero lo que es calidad educativa en otros países, no puede ser en el nuestro; la calidad educativa es contextual, varía de acuerdo a las necesidades de cada pueblo y cada realidad. No hay calidad educativa , hay calidades educativas.
La crisis de valores que existe en nuestro país ha generado una mala calidad educativa; por lo que necesitamos que el hombre educado en el Perú además de tener una formación integral como persona pero principalmente como ciudadano real con profundo amor a la patria y defensa de nuestra soberanía; debe también insertarse en las sociedades del conocimiento.
Las alternativas educativas planteadas en las reuniones internacionales, así como la experiencia de las reformas educativas en la India, China y Finlandia están basados en una filosofía educativa que tiene como soporte el desarrollo cognitivo del alumno; forman estudiantes sólo para el mercado y el trabajo.
En nuestro país, la llamada “educación en valores” y la implementación de su “tecnología educativa” no han dado los resultados esperados por lo que, los que dirigen la política educativa, se han visto en la necesidad de poner énfasis en los contenidos que posibiliten en los alumnos formar una conciencia de lucha contra la corrupción. De igual manera siguen tratando de elevar el rendimiento intelectual de los alumnos, priorizando las áreas de matemáticas y lenguaje.
Necesitamos por lo tanto, formar hombres educados con conciencia intelectual, social y moral. Esta alternativa es posible con la participación activa de la sociedad y si el gobierno garantiza en los hechos, el carácter masivo y la equidad de la educación con una verdadera gratuidad de la enseñanza; en caso contrario la educación estará orientada sólo al mercado laboral o cumplirá el papel de ser un instrumento ideológico de las clases dominantes.