Desde siempre Pinca siente que la madre Mar le habla, hasta que un día recibe la visita de una sacerdotisa Chimú que la va a enseñar los misterios de la Mar y de la Luna. Pinca es un poco rebelde y traviesa. A escondidas huye de sus tutoras y se encuentra con Ñan. Ella lo conoció en Huanchaco y es un joven que a diferencia de los pescadores remonta las olas de la madre Mar para disfrutar. Ambos son testigos de un maravilloso y secreto ritual que le cambiará la vida a Pinca. Allí descubre que su destino es ser sacerdotisa de la diosa Mar y vivir para siempre en la ciudadela sagrada de Chan Chan.