La presente investigación literaria vincula el Modernismo y su categoría de orientalismo modernista con la representación de la migración china en el Perú. A partir de este estudio, comprendido en la República Aristocrática (1895-1919), se pretende dar a conocer la manera en cómo la literatura peruana no fue ajena al discurso antichino y plasmó sobre la migración china un exotismo de lo decadente, lo feo y grotesco, alejándose así de la visión exotista de un Oriente idílico, hermoso y espiritual. La particularidad del modernismo peruano, sesgado por una visión política, pone de manifiesto los límites para una comprensión de China y de los chinos que aquí convivían.
No obstante, la investigación apunta también a que la crónica literaria se convirtió en el género innovador que no solo descalificó sino también elogió la migración china a través de una sensibilidad artística por el teatro y el arte de variedades. Las características propias de la crónica, como su acercamiento directo a la urbe, generaron estas primeras tensiones dentro del discurso antichino. En este desarrollo sería precursor la revista Variedades, aquella dirigida por Clemente Palma y quien, coincidencias aparte, fuera autor de una de las tesis más acusadoras de la migración china.