Los viajeros que visitan las ciudades latinoamericanas, no podrían dejar pasar
inadvertido su carácter planificado y uniforme: la plaza central cuadrada, la iglesia
y el ayuntamiento que dan a ella, las calles rectas y perpendicularmente cruzadas,
las manzanas divididas en partes iguales, etcétera. Los que pondrían los pies en las
comunidades rurales con una fuerte presencia indígena, se darían cuenta de que
la misma estructura urbanística se reproduce en ellas.