Durante el siglo pasado, era común que a las mujeres que no querían procrear, a las que no estaban dispuestas a dedicarse exclusivamente a las labores domésticas o aquellas a las que consideraban antisociales las encerraran en manicomios, que las trataran con lobotomías o medicación tan fuerte que les destruía los órganos internos, el cuerpo, el deseo sexual, las emociones y hasta el alma. Actualmente,las mujeres disidentes son señaladas como histéricas, histriónicas, dramáticas,bipolares, conflictivas, irritables, «feminazis», depresivas e hipersensibles. ¿Cuán cierto es esto? Descúbrelo en esta publicación de Dana Hart. En Histe(ó)ricas haremos terapia con Virginia Woolf, Simone de Beauvoir y Melanie Klein, tres grandes feministas cuyas vidas han dejado huella y que demuestran que el verdadero enfermo es el patriarcado.