No hay tela para tanto muerto, es el libro de poemas de Edian Novoa que nos devuelve una mirada en dos dimensiones. Una instancia íntima y otra que recorre el drama que nos habita a todos, en los estertores de un escenario inquietante. Afuera/adentro, dos universos que dialogan y se ignoran, dos voces cuya pulsión nos lleva a circunstancias límites en las regiones de la cotidianidad.
Un estilo de marca personal en el que el manejo del lenguaje, cierta ironía y sonoridad son sus rasgos más relevantes. Edian Novoa seduce a las palabras cual pertinaz enamorado, como un alquimista las descompone en su resonancia y polisemia para lograr un tono coloquial con aroma a asfalto y reminiscencias del habla popular urbana.
Vivimos a través de la experiencia de la lectura de los poemas un recorrido donde en paralelo, la parada es la incertidumbre. Nos aventuramos a un territorio de palabras sutilmente atrapadas por el dolor, que reflexionan sobre la muerte en tiempos de calamidad, otorgan una fina ternura y un tono confesional en la imagen y semejanza con sus personajes. Se apropian de los códigos de la sociedad de la información y cáusticamente desacralizan vocablos políticos icónicos.
Poesía que enuncia la rudeza del drama que vive la humanidad. Con valentía y serenidad asume desde sus versos la vastedad de la vida y la muerte, la omnipotencia de ese a-mar constante y diáfano que se encrespa, que discurre y se renueva en cada ola porque Kloaka soy / amar hace fácil el dolor seguir.
Mary Soto