"Los que no podían amar" nos presenta un cuadro al óleo del interior de las mujeres. En este caso,Teo, la mujer perdida y por la cual pierden la cabeza los hombres. Pero que a pesar de todo tiene que vivirse (o leerse) casi como si nos estuvieran apuntando la cabeza con un revólver. Un submundo de vidas contrahechas como páginas arrancadas del diario de Anaís Nin o de algún libro de Henry Miller, o de alguna película de Ettore Scola, donde la pasión y las vivencias anodinas se van sumando poco a poco hasta convertirse en una olla a presión y explotarnos en la cara.