Desde muy niño sirvió en la marina mercante, su vida era el mar y transcurrió de barco en barco hasta dominar todos los secretos de la navegación. Cuando se declaró la guerra del Pacífico no dudó en ningún instante en servir en la marina de guerra. Comandando el Huáscar se enfrentó a toda la escuadra chilena en Angamos. Perdió, pero su indomable espíritu ha quedado como ejemplo y paradigma de valor, lealtad a la patria y valentía a toda prueba.