Leer un cuento de Pedro Pérez del Solar es como presenciar un truco de magia que sale mal: en vez de admirar la perfección de un milagro incomprensible, el lector de «Al fin, el hombre bala» quedará maravillado con las aventuras extrañas, entre raras y fantásticas, de unas criaturas entrañables y solitarias, de unas vidas que desfilan como espectáculos de circo, de unos seres que cortejan lo imposible y acaban convertidos en héroes estrambóticos. Escritos con refrescante soltura y con un sentido perfecto de la ternura y del ridículo, estos relatos son un aporte singularísimo, por lo que tienen de lúdico y lateral, al panorama de la literatura peruana contemporánea (Luis Hernán Castañeda).