«En Un nombre distinto, Ruiz Effio ha aprendido el laborioso trabajo de la elipsis. Es decir, los finales de sus cuentos son sugeridos e insinuados, nunca contados. A la par que en el fraseo y la concreción de la estructura del cuento, hay un cambio mayor en el nivel de la significación. Los personajes matan, apelan a la crueldad o al cinismo, o se ven involucrados en la violencia, sin dejar de ser humanos y confusos. Y ello porque el escritor ha descubierto que el corazón y los actos de los hombres están emponzoñados de maldad» (Augusto Higa Oshiro).