Son pocas las novelas juveniles que transitan por el terreno de lo psicológico, adentrándose en la mente del personaje, captando su forma de ver el mundo y sobre todo estableciendo una visión caustica de la época que enfrenta. Si bien la novela no es la realidad, tiende a acercarse a esta, dándole nuevas miradas a determinados temas, entre estos el paso conflictivo del protagonista por la escuela secundaria, a un paso de terminar el quinto de media, para enfrentarse a un mundo cada vez más hostil, como fue el que atravesaba la sociedad peruana en los años 80, época marcada por una gran escalada de violencia, tanto en protestas sociales, como en el conflicto interno que padeció el país, y que se ve reflejado también en el malestar innato e interno del protagonista. Así, desde un estallido inicial, se verá envuelto en un torbellino de emociones, pero también de una desbordada imaginación que plasmará sobre el papel.