Ambientada en un poblado del que a lo largo de toda la novela no se menciona el nombre, y que puede ser cualquiera de los innumerables caseríos o anexos del nororiente peruano, esta novela nos muestra los desgarradores dramas humanos que tienen que enfrentar las familias campesinas de la región, en la búsqueda del progreso a través de la educación.
La visión idílica de la familia se rompe a cada paso por la violencia machista que ejerce don Felipe contra su esposa Ángela y sobre su numerosa descendencia de hijas e hijos que, en la mayoría de los casos, se aferran al tortuoso milagro de la educación para tener acceso a la felicidad que ostenta ante ellos, la citadina clase media peruana. Pero, la novela también muestra el abigarrado panorama de la educación peruana, entre el que, por un lado, se debaten los profesores que asumen su profesión con amor y responsabilidad y los que la asumen “como el ejercicio mediocre de una simple manera de ganarse el pan”, y por otro lado, las niñas y niños de hogares disfuncionales que, cuando encuentran la comprensión de los profesores, como un llamado de auxilio confiesan ser víctimas de violaciones y otros tipos de violencia familiar.
Esta novela corta, pone ante los ojos de sus lectores el cuadro de contradicciones abismales sobre el que se imparte la educación, en un gran sector geográfico y social del Perú.