El arte rupestre del Cusco se manifiesta principalmente en sus modalidades o técnicas de pintura rupestre y petroglifos, definidos
como “marcas antrópicas no utilitarias en la superficie de las rocas”
(IFRAO, 2003: 115). Bajo “pintura rupestre” se entiende a los motivos
o íconos producidos mediante la aplicación de pigmentos húmedos
con pinceles u otras herramientas o directamente con la mano. En
los petroglifos o grabados rupestres se les da forma a las representaciones mediante la remoción de masa de la roca a través de la percusión, incisión o abrasión, con o sin pulido posterior de los
surcos (figs. 1, 2). Los emplazamientos naturales de estas manifestaciones rupestres son cuevas, abrigos rocosos, paredones o bloques de roca al aire libre. Algunos petroglifos fueron grabados también sobre soportes pétreos pequeños y potencialmente movibles.