El lenguaje poético nos acerca a un mundo paralelo entre el mundo existente y ficcional, los versos líricos nos adentran en el misticismo y nos hacen transitar en medio de una nueva realidad posible, existente, donde se decanta la propia experiencia humana, a veces indiferente a los acontecimientos que se suscitan en la vida cotidiana. Los conflictos interiores humanos nos distancian de la existencia del otro, que exige una respuesta solidaria y trascendente.
«Tu voz existe», desenmascara la prohibición, el tabú de la sexualidad, y propone como punto de partida y consumación el goce del amor, desde la corporeidad y existencia del otro, donación y encuentro ante un mundo moderno cosificado por la cultura del descarte y confort: «Dios nos ha condenado a vivir en «nefelibata», /a no sentir el calor de nuestros cuerpos, /a rechazar las emociones de un mismo cielo /para andar idos en nuestro amor». El Amor es el fundamento primigenio que nueve a la humanidad a vivir un nuevo horizonte, luz que irradia el quehacer cotidiano de la humanidad.
Susana Zabarburú Villacrez.