Al margen de la pérdida de vidas humanas, que es invalorable, el costo del coronavirus en materia económica, será cuantioso para los peruanos. El optimismo del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) a inicios de marzo pasado, de una caída del Producto Bruto Interno (PBI) para este año en torno al 3.5% y una rápida recuperación en forma de V para el 2021, han ido cediendo paso a una cruda realidad: la profundidad de la recesión parece no tener limite. Apoyo Consultoría estima una caída de -12% para este año. Aunque duela admitirlo el 2020 es un año perdido, a menos que aparezca muy pronto la tan esperada vacuna (crucemos los dedos) que ayude a evitar males mayores. Nada nos dice que el próximo año sea mejor o igual que éste, y la curva de la recuperación con suerte tendría forma de U, es decir, nuestra economía pasaría a duras penas al terreno positivo allá por el año 2023.