El mundo se desaceleró en 2019 y podría mantenerse así en 2020 si subsisten las dificultades financieras (inflación, devaluación y tasa de interés, que originan incertidumbre y fluctuaciones en los capitales); comerciales (limitaciones y tensiones, que desaceleran el comercio exterior); sociales (baja empleabilidad, no inclusión y migración, que afectan la demanda interna); políticas (conflictividad, protestas y corrupción, que incrementan la incertidumbre en los agentes); y económicas (empleo e ingreso que detienen la demanda interna). Los avances económicos a la fecha son buenos; pero se cierne sobre nosotros el Covid19 que promete llegar a cada rincón del planeta, por lo que tenemos que seguir en el camino, pero con precaución.