ISBN 978-612-00-5950-0

Reseña

Al cumplir los Doscientos Años de Independencia del Perú, tenemos la gran posibilidad de volver a pensar e imaginar el país que queremos ser. Y a partir del 2021 emprender el camino para hacerlo realidad; entendiendo que hay mucho que reforzar y construir. Ya no podemos seguir ignorando lo que estos indicios nos muestran con claridad meridiana a un país fragmentado, corroído por la corrupción y la devastación de nuestro medio ambiente; en donde las personas que piensan diferente a los tiranos y corruptos son consideradas como un peligro para la sociedad. Esta es la gran oportunidad histórica que el momento coyuntural nos pone en manifiesto para poder asumirlo con osadía, a pesar de las inmensas dificulates que esto supone al iniciar esta ruta que deseamos transitar. Hoy es el tiempo de pensar cómo queremos ser los peruanos del futuro. Imaginar, siempre ha sido el inicio de algo grande y maravilloso. Habrá que pensar cómo derrumbar lo ya pensado. Cómo terminar con este sistema político perverso, que ha generado tanta corrupción y maldad. Cómo desmoronar este sistema económico salvaje, que ha permitido que una minoría viva en palacios orientales y las mayorías en barrios de miseria. Pensar en qué consiste vivir y cómo hacer para lograr una existencia feliz. Tenemos que cambiar, porque el grito de las nuevas generaciones así lo reclaman.
La esperanza de las nuevas generaciones es luminosa, no es ciega: surge de la sabiduría y de la lucidez; es luchadora y es vociferante, se proclama airosa y convencida entre las tinieblas exteriores; es revolucionaria y coherente, siempre dispuesta a romper con lo establecido, cuando lo establecido es despersonalizado e inhumano; abriendo siempre el horizonte de lo real posible; siempre cree en el futuro y siempre confía en lo imposible.
La esperanza entendida como la interminable persistencia de lo posible, se sostiene y se alimenta en la experiencia del deseo, en la lucha y en la superación de los momentos difíciles y de las dificultades más accidentadas. La esperanza es siempre una virtud que se rejuvenece, se fortalece y se redimensiona en el brazo solidario.
Creemos que, el surgimiento de la pandemia que se ha constituido en un flagelo aterrador de la humanidad, nos a servido como un indicador para saber quiénes somos, cómo somos, lo que tenemos y lo que nos falta para vivir con dignidad y decencia humana. También, desde el punto de vista científico y tecnológico nos a servido para darnos cuenta que, en algunas dimensiones hemos avanzado a pasos agigantados, en otras hemos caminado tan lento, a paso de tortuga y en muchos aspectos en vez de avanzar hemos retrocedido.
Una de las tareas de primer orden, del líder educativo transformacional del siglo XXI, es enseñar a pensar, estimulando a los niños y jóvenes a través del acompañamiento pertinente en el proceso de la investigación, para que sean ellos mismos quienes respondan con gran acierto a sus propios intereses, inquietudes y necesidades desarrollando su capacidad de pensar. Sin embargo, hablar del desarrollo del pensamiento, es referirse a un tema tan amplio y profundo que merece mucho tiempo y espacio para explicarlo.
En la actualidad, cuando lamentablemente, la niñez y la juventud se han convertido ya en adictos digitales, es importante preguntarnos qué clase de enseñanza están recibiendo en los diferentes niveles educativos. Paradójicamente, se enseña a no pensar ni ayudar a pensar, Se enseña para evitar pensar, para recibir informaciones, para recoger datos o conocimientos elaborados por otros, para importar modelos, para aceptar todo lo que se les pone delante. El enseñar está entonces enfrentado al pensar ya que no se realiza tal como a veces se lo enuncia. Enseñar a pensar frente a los diferentes obstáculos para orientar la enseñanza hacia el pensamiento no depende solo de los docentes y alumnos, sino de unas condiciones estructurales, de un condicionamiento previo que se va imponiendo al sujeto a medida que va pasando por el sistema educativo y que ahora estamos evidenciando en sus resultados negativos.
Consideramos que, todo ser humano posee un cúmulo de pensamientos, dependiendo del nivel cultural que tenga y el medio ambiente en el que se desenvuelva; pues el hombre, como ser social por naturaleza, se relaciona con los demás, se comunica en forma oral, escrita y no verbal, tiene ideas, razona, reflexiona, conoce, aprende, sabe cómo percibir lo que necesita, siente y desea. A través de su visión sólida, especialmente a través de la lectura crítica y reflexiva, que es el ingrediente principal para desarrollar el pensamiento crítico logra alcanzar con éxito sus metas y objetivos propuestos; de ahí que motivar e incentivar esta destreza es importante, más aún cuando la lectura crítica induce al pensamiento reflexivo de los estudiantes. Si se quiere que un país progrese, que produzca conocimiento, que tenga habitantes críticos y reflexivos, que alcance mejores oportunidades de la vida, la tarea está presente: enseñar a pensar. Es importante tener presente la filosofía del pensamiento, porque a partir de ésta y de la reflexión se puede hablar del pensamiento en el ámbito pedagógico, es decir, del objetivo concreto que, conjugado con lo subjetivo, es artífice de la ciencia y la producción del conocimiento.
Con la firme esperanza de contribuir en bien de la Educación, en el marco de nuestro Bicentenario, ponemos a disposición de ustedes, amigos lectores, el presente libro no sin antes exhortarles a modificar o ampliar lo que nosotros hemos empezado.
Esperamos pues que, este módico libro que va dirigido especialmente a estudiantes y maestros, de América Latina, les sirva como motivación para empezar de nuevo la reconstrucción de un futuro diferente y mejor.