La finalidad de todo artista, decía el terrible Faulkner, es detener el movimiento, que es la vida, por medios artificiales y mantenerlo fijo de suerte que, cien años después, cuando un extraño lo contemple, vuelva a moverse en virtud de que es vida.
Eso es precisamente lo que puede ocurrir con estos personajes, cristalizados ahora por la destreza de un narrador empeñado en llegar al fondo de una verdad tanto ética como estética.
Por eso mismo, al terminar la lectura de las nueve historias que componen este conjunto me he preguntado: ¿En qué reside el poder de esta escritura? ¿Cuáles son sus secretos? La destreza en la fusión de diálogos, de acciones y de situaciones presentados desde múltiples perspectivas no es suficiente para explicar la potencia, la fuerza y el misterio en la obra narrativa de Yoshiro Chávez.
JORGE NÁJAR