El aire connota libertad, flexibilidad, curiosidad, y es el único elemento natural que no tiene límites ni fronteras, al igual que la creatividad humana. Soñar es volar y crear es flotar. Pero no solo eso: el aire es un medio para transmitir conocimiento. Nuestros saberes ancestrales se mantienen vivos, por ejemplo, sin necesidad de ser escritos. Muchos de los lugares que se retratan en este volumen, se encuentran ubicados en las alturas del Perú, donde la tradición oral –y los sueños–, precisamente, abundan. Los protagonistas de estas historias han buscado cambiar sus vidas, proteger su biodiversidad y celebrar lo que su entorno les brinda. Y en esa tarea se han ido conociendo a sí mismos –se han convertido en líderes– y han fortalecido a sus propias comunidades.