El presente estudio es un intento de considerar la cultura Nasca desde el punto de vista de su música. Esto implica, en primer lugar, una breve introducción al mundo nasca (Primera Parte) así como la presentación más detallada del conjunto de instrumentos producidos por los nasquenses, cuya característica más sobresaliente es el material empleado: la cerámica (Segunda Parte).
Este conjunto de instrumentos constituye como un repertorio de herramientas, que sirven a la construcción del espacio/dimensión sonoros. Dentro del marco general del sistema ideológico religioso de los nasquenses, el sonido de los instrumentos (resultante de su construcción particular y bien estrictamente programada), responde a las reglas de un sistema acústico que, a su vez, constituye las bases de lo que denominamos (sin poder llegar más allá de estas consideraciones estructurales) la «música nasca». Las particularidades de las técnicas musicales constituyen otro tema de importancia (Tercera Parte). Finalmente, la intencionalidad del acto musical es el tema del que se trata en la cuarta y última parte del estudio.
El punto de partida, que sirve a la vez de principal punto de referencia del presente estudio de la música de los nasquenses, es el hallazgo, relativamente reciente, de una particular colección de flautas de Pan, denominadas antaras, elaboradas en arcilla. Es de común conocimiento que la música es uno de las componentes imprescindibles de toda una variedad de actos rituales y, por consiguiente, no era nada sorprendente la presencia de varios fragmentos de instrumentos musicales en los diferentes niveles estratigráficos de Cahuachi, el mayor centro ceremonial de la cultura Nasca.