Esta es la historia de cómo Ciro, que era un niño como cualquier otro, desarrolla de pronto una extraña habilidad: puede descubrir la culpabilidad o inocencia de la gente con solo olerla. Así es: él huele y ¡zaz!... descubre quién esconde algo. Primero devela un caso de robo; luego, ya más organizado, informado y conectado a la web, sigue los pasos de Yonny Palomino Linares, un amigo del haragán de su tío Beto, ¡que huele a diablos! Por eso Ciro se toma el caso muy en serio y, en complicidad con su abuelo, descubre el extraño giro del supuesto doctor Palomino Linares, un caso comparable solo al de los phistacos… pero modernos.