ISBN 978-612-5031-02-0

Reseña

Este libro, Hugo Neira: la ilustración tiempo, es una muestra de agradecimiento; un testimonio de admiración hacia una vida y obra entregada a la reflexión crítica.
Hugo Neira es la conciencia crítica más fulgurante de nuestros aciagos días. Allí donde alguien salpica sus ojerizas políticas, arrebatos desde la bajeza o de la mediocre opinolo- gía, él, nos motiva a seguir pensando distante a estas vulgatas que adormecen a la sociedad peruana. Un intelectual a tiempo completo. Hasta de vacaciones o desde cualquier exilio escribe y publica como un nazareno del pensamiento. Porque pensar es un acto subversivo en estos tiempos, hacer pensar es casi un delito donde a veces uno tiene que nadar contra la corriente. El pecado de amansarnos ante la masa abandonando la crítica y la razón. Y al pueblo hay que leerlo, educarlo e interpretarlo.

El intelectual abanquino no se somete al provincianismo sentimental o al pobre alpinchismo capitalino (tantas veces indiferente a las voces desde las entrañas de sus provincias o distantes al debate mundial) sino al racional análisis de la realidad desde las múltiples perspectivas ejecutadas con el rigor de su cerebro y espíritu cosmopolita y nos brinda el variado alimento del saber desde un somero artículo o un libro que ofrezca las claves de un análisis más profundo.
Heredero de los pensadores clásicos del Perú contempo¬ráneo como Mariátegui, Raúl Porras Barrenechea, l.uis Alberto Sánchez o Alberto Flores Galindo. Héroes de la heterodoxia en sus abordajes y sobre todo hombres de batallas, pensamiento original y exquisito estilo literario.
Sus libros son testigos de las mudanzas generacionales y derroteros políticos históricos anclados entres el siglo XX y el milenio que enfrentamos. Ha transitado los románticos años 60, la moderna década del 70, los retro 80 y los tiempos tecnológicos y comúnicacionales donde apretando un simple botón se transmite infinita data a cualquier parte del planeta. Enseñar con el heroísmo del corazón es labor de pedagogos ilustrados que no solo aman su ciencia sino la tierra, la voluntad del individuo. Ven en el carácter de sus hombres y mujeres la respuesta —y el futuro— a nuestros males.

Hay una fotografía actual de una de sus conferencias. El maestro Neira está de pie rodeado de otros ponentes quienes participan de la cita. Tiene las dos manos abiertas como si Jesucristo hablara con sus apóstoles o ensanchara ese espacio para bendecir el pan del conocimiento. El micro a la altura de su pecho, un saco negro elegante y pulcro, su mirada concentrada y de complejos horizontes. Es aquel rictus de los sabios, de los hombres que han transitado desde el descubrimiento de una ¡dea hasta el escepticismo filosófico y no ofrece auxilios sino incendia la pradera desafiando el lugar con sus argumentos. La foto ya es leyenda. A su espalda con una mueca de felicidad de espíritu superior con elegancia auténtica, terno azul marino y las manos atrás, desde un cuadro que parece iluminar jubilo¬samente a su querido discípulo, Neira. En el cuadro está Raúl Porras Barrenechea.

Gracias, maestro Hugo Neira, por continuar esa leyenda de iluminación en nosotros.