Cuando Santiago de Cárdenas nació, el cielo estaba más lejos que
ahora. O lo parecía , porque era el año 1726 y ningún ser humano
había volado jamás.
Observando a las aves desde niño, Santiago descubrió cómo
hacían para elevarse y mantenerse en el aire, incluso los
enormes y pesados cóndores. Años más tarde, sus hallazgos lo
llevarían a diseñar una sorprendente máquina para volar...