La Palabra de Dios tiene la fuerza para transformar la realidad. Pues ella narra historias individuales haciéndolas parte, como un colorido mosaico, de la gran historia que Dios quiso darnos a conocer a través de su Hijo, convirtiéndose él mismo en palabra viva, cercana, sanadora.
La lectura cotidiana del evangelio que aquí presentamos nos lleva por el camino de conversión personal y eclesial que el papa Francisco está liderando. Un creyente que vive la Palabra, la escucha, la discierne y la pone en práctica. Escuchar consiste en dejarse empapar por las historias de hombres y mujeres y su búsqueda de una vida plena en Dios. Esa realidad se discierne permitiendo que el hoy de la historia se ilumine con el ayer de la vida.