¿Qué cambió y qué pervivió en el Perú después de la ruptura de la metrópoli hispana? ¿Cuál fue entonces su entorno geográfico y cuáles sus vicisitudes internacionales? ¿Qué hitos relevantes pueden señalarse del incipiente quehacer político? ¿De qué manera se expresaron las opciones ideológicas de la elite pensante criolla? ¿Cuál fue el desempeño de las corrientes libertadoras tanto del Sur como del Norte? ¿Quiénes fueron los más destacados colaboradores nacionales de San Martín y Bolívar? ¿Qué rol desempeñaron los montoneros en la gesta emancipadora? ¿Qué caracterizó a las campañas militares de Junín y Ayacucho? ¿Cuál fue la posición de las grandes potencias mundiales frente a la lucha independentista?
Estas y otras interrogantes guían el desarrollo temático del presente texto, buscando que el lector logre una visión resumida del estado en que quedó nuestro país después no solo de las azarosas y prolongadas campañas militares que tanto lo agobiaron, sino también de las terribles contingencias (de origen interno y externo) que prosiguieron a la indicada ruptura. Fueron apenas cinco años (1821-1826) en los cuales, junto con el afán decidido y perentorio de echar las bases de la naciente república se vivieron, asimismo, instantes de verdadera incertidumbre, tanto en el ámbito económico como en el político, ideológico, social, militar e internacional. Este es, en definitiva, el mensaje que se quiere destacar como parte sustantiva de aquella singular experiencia histórica que entonces vivió el Perú.