Kafka desde su extrañeza tiene la capacidad, casi habilidad, de reunir a escritores de toda índole, de convocar mundos donde la época se disuelve y en su lugar todo evoluciona y se mueve en constante floración de escritura: a este convocatoria se une hoy la voz de Javier Alvarado, que no sólo dedica obra propia a Kafka, no sólo lo invoca desde un tácito homenaje sino que además lo asimila, lo envuelve y convierte en propia escritura, abierta, actualizada, fluida: flujo que procede desde la cuidada palabra que Kafka merece, sin tapujos ni agraciadas sensiblerías, todo lo contrario, una voz poética verdadera que canta con precisión desde lo profundo del propio estro poético sumándose al coro de poetas latinoamericanos y universales que hacen de Franz Kafka renovación y sabia floración de poemas.
JOSÉ KOZER