Como obra terminada, cada puesta en escena es diferente. Como integridad, como conjunto, es el resultado de un diálogo entre el director y los actores, pero sobre todo refleja la manera como el director ve la obra, y debe reconocerse al director que a conseguido elaborar puestas en escena teatrales no literarias que no son tan frecuentes, en donde la fidelidad al lenguaje literario destruye las posibilidades de la expresión teatral y del necesario entendimiento dialógico entre el director y el público. Este es un acierto del director.