Alguien decía que caminante no hay camino solo hay camino al andar, pero concomitante a ello era urgente mirar hacia atrás sobre lo andado. Urge evaluar lo que hicimos y como lo hicimos. La historia como ciencia social es de gran importancia en Arequipa ciudad y el sur andino en su conjunto. Allí en los viejos caseríos podremos ver pequeñas historias de escritores anónimos que se esfuerzan por sacar lustre a su pueblo. Muestra de ello es la existencia de una historia al margen de la academia; al margen del documento “oficial”. Ramos Zambrano se ocupó de esas historias “otras” y produjo sendos trabajos sobre la indiada en Puno o los trabajos de Habla Gregorio Condori Mamani… donde los sin voz adquieren agencia y promueven nuevas formas de entender la historia.
Desde la academia el interés por la fecha de fundación de la escuela ha originado sendos debates dentro de los claustros olvidándose que el título merecido de historiador profesional y obligado a escribir la historia de Arequipa estaba en manos de Francisco Mostajo, que sin ser haber pasado por la profesionalización era un custodio acérrimo de la tradición arequipeña, junto a él o por encima de él se encontraban sendos historiadores como el padre Barriga o el mismo Martínez cuyo único lazo en común era el rescatar la tradición hispana de Arequipa y bajo cuya sombra imaginamos nuestro futuro.
Así, entre un Ramos Zambrano y un Mostajo hay sendas diferencias, pues el primero rescata la memoria popular y se reclama peruano, tal igual como Tacna en su cautiverio, mientras que el otro reclama la herencia blanca, racista, marginal y marginadora de la España franquista. Es de esta manera como se construyen nuestros patrimonios, nuestras herencias, recuerdos y olvidos el defender la tra(d)ición española de Arequipa. Para ello hemos ido y construido una Teoría que explique la peculiaridad de la misma y hemos inventado, a través de la farsa, un sin número de características propias de la región, como si otros espacios no la tuvieran, para declarar nuestra singularidad y decir, a boca llena, somos arequipeños carajo, o mejor somos hijos de españoles y no de indios carajo.
Es en este enfrentamiento, hoy franco y abierto, los ayer indios se reclaman indios y promueven su derecho a vivir en esta su ciudad, pero la historia lo niega por dizque que los incas no la fundaron o no sabían fundar…es bajo estas y otras monstruosidades sobre las cuales se alza estas líneas, que espero suscite las reacciones tanto de un bando como del otro o será el maldito silencio que sepulte la idea, pero esta está y nadie podrá matarla.