“Secuestrado de su hogar yoruba en el reino de Benín
(África) y traído forzadamente a los territorios del
virreinato del Perú, el mundo de Okelo se pone patas
arriba. Ante su mirada inocente de niño, los horrores
de la esclavitud se van develando con violencia. Su
capacidad de entendimiento de esta nueva vida colisiona
con la magnitud de los cambios que experimenta en un
universo cultural totalmente diferente al suyo, confinado
al trabajo extenuante de un cañaveral, sin entender las
palabras de un idioma desconocido y sometido a una
religión extraña en la que el único y verdadero Dios es
el Amo.
Lima, 1962-