Actualmente tener una buena actitud es ir contra corriente. Vivimos en un entorno que nos empuja al desánimo. Pandemia, problemas sociales, crisis política, inseguridad ciudadana y más pueden ser justificaciones válidas para explicar el cómo una sociedad va perdiendo la buena actitud de forma progresiva.
Es evidente que no tomamos en cuenta lo peligroso que es perderla frente a la vida. No nos quedaría nada, pues de ahí vienen nuestras ganas de luchar, las fuerzas para perseverar, la ilusión por hacer las cosas, la alegría, el optimismo, la esperanza y el entusiasmo. Sin embargo, como estamos rodeados de gente desanimada, no nos percatamos de esto.
En este contexto nació el programa Acompañándonos con empatía, dirigido por Javier Echevarría, donde se consteló una comunidad que entendió que, a pesar de no tener control sobre lo que les tocaba afrontar, sí podian decidir sobre la respuesta que tenían ante ellas. Se convirtió en un gran centro de aprendizaje sobre el arte de vivir. Fui testigo de cómo este grupo, en vez de buscar cambiar las circustancias, se hizo responsable de su actitud. Se cosechó tanto entusiasmo y bienestar que terminó sembrando estas emociones en más personas.
Los invito a disfrutar de estos 40 días de viaje alquímico de la comunidad empática.