ISBN 978-612-45697-6-0

Reseña

El Perú es uno de los países reconocidos como megadiversos, lo que representa no solamente un pendón adicional a nuestros múltiples valores culturales y paisajísticos, sino también una ineludible responsabilidad. Hemos dado muestra de nuestra habilidad para aprovechar la fauna silvestre en el pasado y muestra de ello es, por ejemplo, la domesticación de especies como llamas y alpacas, cuyes y patos, entre otros. Pero no solo fue a través de la domesticación que los antiguos peruanos usufructuaron estos recursos, sino que, sin variar su condición de silvestres, aprovechamos su fibra, carne, cueros y guano. Desde antiguas pinturas rupestres en cuevas o en abrigos rocosos, dejamos evidencias de nuestras relaciones con este recurso. Conforme las diferentes culturas fueron evolucionando, fuimos confeccionando un arte cada vez más sofisticado, ya sea en textiles, alfarería u orfebrería y en ellos, su relación con la fauna silvestre es evidente. Los cotos de caza descritos por los cronistas nos cuentan de lugares especialmente seleccionados por la autoridad del Incario, donde no cualquiera podía cazar, no se podía cazar cualquier especie ni se podía cazar en cualquier época, eran cotos. Ya en el Virreinato, los textos recogen descripciones de cacerías no utilitarias, hechas libérrimamente, haciendo gala de destrezas al aire libre con caballos, galgos, halcones, ballestas y arcabuces; esta fue, por cierto, una época un poco oscura y alejada de lo que hoy definimos como conservación. El venado cola blanca estuvo ahí, con Inca o con Virrey, y si bien estos y aquellos ya no están, los venados continúan con nosotros. El venado cola blanca constituye, en este momento, la mejor oferta cinegética que el país puede ofrecer, y si bien la legislación actual ha previsto la práctica de la caza deportiva con una reglamentación bastante elaborada, su puesta en acción no pareciera estar acorde con los objetivos de la norma. Para lograr que, realmente, el aprovechamiento cinegético de esta especie contribuya con generar bienestar al poblador rural, brinde servicios ambientales a través de la caza deportiva, y genere los recursos financieros para garantizar el interés por la conservación de la especie y de su hábitat, algunos ajustes deben ser aplicados, ya que algunas cosas no están funcionando. Es intención del autor dedicarle mayor espacio al caso del contrato de administración de Sauce Grande en el Coto de Caza El Angolo. En primer lugar, porque significó una importante apuesta por desarrollar el concepto de la tercerización de las tareas de conservación en el país, y que, si bien resultaba un hecho inédito en su momento, demoró casi una década en convencernos de que era una buena ruta. Hoy son seis los contratos de administración en el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (SINANPE), algunos casi tan antiguos como el de Sauce Grande. Segundo, porque es una iniciativa emblemática en el campo del manejo de fauna en silvestría y, luego de 25 años de manejo, solo el tiempo confirmará si es capaz de llegar a emular los casos del manejo de las islas y puntas guaneras o del manejo de la vicuña silvestre. Tercero, porque el ejemplo del manejo cinegético del venado cola blanca en el Coto de Caza El Angolo ha estado ligado a la Universidad Nacional Agraria La Molina desde hace medio siglo, y estamos seguros que, la presencia de los profesores y alumnos de la UNALM, ha dejado en este lugar una huella difícil de ignorar: El ámbito del contrato de administración de Sauce Grande ha estado vinculado a la maestría de conservación de recursos forestales desde sus inicios, y nos permitió desarrollar los llamados ejercicios de campo, a iniciativa de los profesores Manuel A. Ríos y Norman M. Simmons y cuya versión XXXV se desarrolló exitosamente el año 2019. A estos ejercicios han asistido poco menos de medio millar de personas entre docentes, alumnos de posgrado, alumnos de pregrado y tesistas. Finalmente, estamos convencidos que esta relación con la academia es un clarísimo ejemplo de lo que significa una verdadera alianza estratégica, en la que resultan ganando, tanto el Club de Caza, Pesca y Turismo - Piura, como el área natural protegida y, por supuesto, también la Universidad Nacional Agraria La Molina.