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ISBN 978-612-00-7158-8

Control del pensamiento
herencia del Bicentenario: apuntes y reflexiones por libertad, democracia, dignidad, soberanía


Autor:León Fernández, Jairo Eslí
Peralta Pérez, Uva
Delgado Vásquez, Herminio
Gavidia Bustamante, Gilberto
Revilla Arce, Jeiden
Aguilar Sánchez, Juan de Dios
Gálvez Vásquez, Segundo José
Editorial:León Fernández, Jairo Eslí
Materia:Ensayos peruanos
Público objetivo:General
Publicado:2021-12-01
Número de edición:1
Número de páginas:374
Tamaño:21x29.7cm.
Precio:S/15
Encuadernación:Tapa dura o cartoné
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

Tres hechos esenciales en la evolución de la sociedad mundial marcan el inicio, afianzamiento y la perpetuación del control del pensamiento o, pensamiento único, en el mundo destruyendo el pensamiento autónomo, libre, independiente, especialmente en el Perú: la invasión de la racionalidad occidental, la deformación del significado de democracia y, el dominio absoluto de los EE UU mediante los dos estados:
Primero, la invasión de la racionalidad occidental a América Latina en 1492 con “España Negra” a la cabeza (Hildebrandtt, 2021) con la espada, la biblia y la muerte de decenas de millones latinoamericanos si no se adherían a la religión católica.
Segundo, el cambio del significado de “democracia” que EE UU hizo a partir de la segunda guerra mundial mediante la “Comisión Trilateral” específicamente formada por los más grandes intelectuales yanquis para eso, tal como lo sustenta Chomsky (2016) para convertir a las escuelas occidentales, en las que el pensamiento era libre tal como el verdadero significado la “democracia” surgida en centros de adoctrinamiento neoliberal de los jóvenes y las nuevas generaciones:
“En las sociedades llamadas libres y abiertas, la escuela afronta una serie de tensiones y paradojas formidables. Por una parte, tiene la responsabilidad de enseñar las ventajas del sistema democrático; por otra, es cómplice de la hipocresía inherente a las democracias contemporáneas, en las que, ..., el término democracia “se refiere a un sistema de gobierno en el que ciertos elementos de la élite, que se apoyan en la actividad comercial, controlan el estado mediante el dominio de la sociedad privada, mientras que la población observa en silencio. Entendida así la democracia es un sistema en el que las decisiones son tomadas por las élites y ratificadas públicamente, como sucede en los Estados Unidos. De ese modo la intervención popular en el establecimiento de la política pública se considera una seria amenaza” (Chomsky, 2016, p. 7)
La ateniense palabra “democracia” (demos = "pueblo" y kratos = "gobierno”: “el poder del pueblo”) creada por el siglo VI a. C., fue concebida como el gobierno de la ciudad en el cual las decisiones eran tomadas por la asamblea de ciudadanos del pueblo. Se reforzó esta teoría con el surgimiento de la democracia moderna por el siglo XVII-XVIII, la abolición generalizada de la esclavitud, el surgimiento del sufragio universal y, las severas críticas a las constituciones que no reconocían los derechos humanos, cambió de significado hasta ahora. La humanidad pensó que jamás regresaríamos a la jibarización, el salvajismo, canibalismo, esclavitud, la ley de la selva, las cavernas de Platón, el embrutecimiento (Denegri, 2016), la reducción del coeficiente intelectual (Hildebrandt, 2015), el surgimiento de imperios que se disputan el mundo y la imposición del Nuevo Orden Mundial para exterminar a la humanidad y establecer un solo gobierno y un solo pensamiento. Desde entonces, la tesis de la democracia como gobierno del pueblo, es cambiada por los EE UU para gobernar el mundo con una sola forma de pensar basada en la doctrina de John Dewey, el Consenso de Washington, la Doctrina Monroe, el Plan Marshal y otros para adueñarse de América y Europa. El motivo fue que por las décadas del 60 y 70 surgieron una serie de movimientos mundiales pidiendo respeto a la democracia y a los derechos humanos; entonces, EE UU impone la “democracia neoliberal” como la única forma de pensar para servir a las grandes élites las que someten a los pueblos a que valide públicamente lo que ellos piensan a través de las “campañas electorales”. Cambian de “payasos”, pero el “circo” sigue igual. Para las élites neoliberales, “democracia” significa:
“… el término democracia “se refiere a un sistema de gobierno en el que ciertos elementos de la élite, que se apoyan en la actividad comercial, controlan el estado mediante el dominio de la sociedad privada, (…) Entendida así la democracia es un sistema en el que las decisiones son tomadas por las élites y ratificadas públicamente, como sucede en los Estados Unidos. De ese modo la intervención popular en el establecimiento de la política pública se considera una seria amenaza” (Chomsky, 2016a, p. 7)
Según Hilddebrandt (2020), “(…) el neoliberalismo ha impuesto en el planeta (…) ese “pensamiento único” que pretende representar a la razón, entendida ésta como sinónimo de eficiencia social:
(…) todos los que se aparten del “pensamiento único” pueden ser calificados de locos, pasatistas, disfuncionales, excéntricos, “socialconfusos”, comunistoides y hasta anarquistas. Este régimen del terror ha demorado años en construirse y, como siempre sucede, ha encontrado sus sucursales más esperpénticas en Latinoamérica y Asia (…) El que hable del Estado tuitivo y arbitral es un aventurero que viene del pasado. El que hable de monopolios y de la lógica depredadora de las corporaciones es casi un demente. El que diga que el mercado es un referente, pero no un becerro de oro será insultado por los dóberman de este nazismo financiero que quiere someter al mundo (p. 20)
Tercero. La formación de dos estados en el mundo neoliberal. El primero, el estado trasnacional formado por las grandes corporaciones y empresas transnacionales muy bien protegido por gigantes monstruos militares: OTAN, Comando Sur, bases militares, la DEA, CÍA, FBI, etc., garantizado por un arsenal de organismos financieros: BM, FMI, SMC, Bancos, incluso organizaciones sociales y culturales: OMS, UNESCO, USAID, ONG que se dedican a drogar y embrutecer al mundo mediante las sectas religiosas, etc. Mientras que las naciones dominadas, como el Perú, tienen un estado pelele, títere, neoliberal, al servicio del primer estado y sin ninguna posibilidad de funcionar como “estado de derecho”. Si así lo intentaran, la amenaza de cortarles todo signo de vida mediante las sanciones económicas, monopolios que acaparan y esconden alimentos, medicinas, industrias, como la CONFIEP, la SNI, la SNM, BCP, Grupo Romero, Gloria, etc., complementan esta malévola misión, apoyados decididamente por la prensa carroñera, como Willax, RPP, ATV+, etc., que solo buscan destruir cualquier otra forma de pensar.
La conclusión de estos tres gigantes hechos que garantizan el “El pensamiento único” según Hildebrandt (2020), es corroborada por Chomsky (2016), cuando se pregunta: ¿Quién domina el mundo?:
“… desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha sido de lejos el primero entre desiguales y sigue siéndolo. Continúa dictando en gran medida los términos del discurso global en un abanico de asuntos que van desde Israel – palestina, Irán Latinoamérica, la “guerra contra el terrorismo”, la organización económica, el derecho y la justicia internacionales, y otros semejantes, hasta problemas fundamentales para la supervivencia de la civilización, como la guerra nuclear y la destrucción del medio ambiente” (p. 3)
Precisamente, a través de los cinco ensayos, los autores denuncian cómo se fue implementando el control del pensamiento en el mundo y en el Perú desde la invasión de la racionalidad occidental por la Negra España, hasta la invasión del pensamiento neoliberal de EE UU y la inmensidad de instrumentos que han copado la mente de los ciudadanos evitando la práctica de la democracia ciudadana, la libertad, dignidad, justicia, equidad y derechos humanos, el manejo de la información para construir esquemas mentales contarías al pensamiento crítico, autónomo, sino la imposición de ideologías orientadas a la obediencia, al nuevo ordenen mundial establecido y garantizado por el Estado Transnacional, mientras que el Estado Nacional “títere” solo cumple órdenes.
A pesar de este dominio absoluto por los EE UU, Luzzani (2019) fija su esperanza en los movimientos sociales del 2019 – 2020 en Ecuador, Chile, Perú, Argentina, Colombia y Brasil, Venezuela, Bolivia, como:
“El fin de un ciclo de control absoluto de América Latina por EE UU y el resurgimiento de un nuevo ciclo en búsqueda de la libertad, la justicia, la paz; que la doctrina Monroe ya no tenga la fuerza que llegó a tener desde su creación…Estoy segura que vendrán nuevos vientos de libertad en América Latina”.
Las observaciones, apreciaciones y críticas bienvenidas sean; forman parte de la esencia del presente trabajo y el pensamiento libre, crítico y creativo.

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