En los últimos años han aparecido muchas contribuciones interesantes en torno a la Guerra del Pacífico, que han permitido analizar este crucial acontecimiento histórico desde nuevas perspectivas. A ello ha contribuido decisivamente la publicación de fuentes documentales importantes, antes no conocidas, provenientes tanto de repositorios públicos como de archivos privados. Esa documentación ha servido para discutir o matizar algunas de las visiones hasta entonces generalmente aceptadas.
En esa línea se sitúa la publicación que el lector tiene en sus manos. Se trata de un muy interesante diario, escrito por Rudolph De Lisle, oficial naval británico que estuvo destacado en las costas del Pacífico sudamericano entre diciembre de 1879 y marzo de 1881. La publicación de la traducción al español de este diario constituye un nuevo aporte para el mayor conocimiento de la guerra y del Perú de esa época. Además, esta edición nos permite apreciar las acuarelas que pintó durante su estadía en nuestras costas, que constituyen también un testimonio de gran interés.
Dada su condición de persona ajena a las partes en conflicto, y de testigo privilegiado de una serie de acontecimientos de la Guerra del Pacífico, es ilustrativo leer sus opiniones sobre los sucesos que narra; tanto sobre los sucesos mismos, como también sobre las causas del conflicto bélico. En primer lugar, De Lisle expresa que la gran desgracia del Perú fue la pérdida del dominio del mar, como consecuencia de las visiones erróneas de los gobiernos previos a la guerra, que no calibraron la importancia de invertir en el mantenimiento y acrecentamiento de las fuerzas navales peruanas en el Pacífico. A pesar de ello, como marino valoró muy positivamente el papel del monitor Huáscar en los meses iniciales de la guerra, periodo durante el cual la nave comandada por Grau fue, para los chilenos, el «terror de toda la costa». Cuando el Huáscar llegó a Valparaíso, ya con bandera chilena, refiere De Lisle haber sido informado de la desilusión de los habitantes de ese puerto al comprobar que se trataba de un barco muy pequeño.