La educación se educa a sí misma, así como el hombre se forma
con el hombre. El hombre natural es guiado y transformado por la educación y por él mismo. Él es sujeto de sí mismo y de otros hombres.
Bruner (op. cit.) y Vigotsky (1978) creen que el hombre y la mente del
hombre son hechuras de la cultura. La mente es producto de la educación.
También los valores, los afectos, las emociones, el carácter, el
conocimiento, la cognición, las particularidades del cuerpo son obras
de la cultura, de la educación. El cuerpo del pescador, es distinto al
cuerpo del agricultor, el cuerpo de los chinos deportistas es distinto del
cuerpo de los chinos músicos o poetas. La personalidad es hechura de
la cultura, de la educación.