Es cierto, estamos a merced de las estatuas. En sus bordes estos reflejos del que hoy es poeta, otrora amante, padre, amigo. ¿En donde termina el hombre para dar inicio al poeta?, todos los peligros posibles como el de “Jugar con una estrella herida” son los erarios libres de Brisas del río Upía y otros poemas. La poesía no es un claro en un bosque denso, es el mismo bosque y allí estamos juntos, todos los que hemos sido cortados por el filo del tiempo, del amor y del dolor sostenido. El hombre poeta Douglas A. Gómez-Latorre, nos entrega su primigenia obra poética, y es un puente. Me quedo con esta versión audaz, lectora del científico. Me quedo con esta obra donde también “vaga herida mi sombra”.