Esta novela trata sobre una mansión embrujada moderna, nada menos que un colegio bilingüe del barrio de Palermo, en Buenos Aires. Lo que la gente no sabe es que allí ocurren hechos siniestros y peligrosos. Según la leyenda ese colegio está poseído por seres demoníacos: la directora, la vice y la secretaria. Tal vez también otro docente. Durante las horas que se imparten las clases, todo funciona con normalidad; pero después, a la noche, se produce una transformación. La zona es de por sí sombría, pero dentro hay seres malignos que hacen que el Mary Shelley —el colegio— se torne tenebrosa. Muchos vecinos sostienen que allí se celebran aquelarres y ritos satánicos protagonizados por demonios de otras galaxias con los cuales los directivos del colegio se comunican telepáticamente. Los más osados piensan en extraterrestres que provienen de planetas lejanos, desde donde, viajando en cohetes espaciales a velocidades cercanas a la de la luz, han descendido en Buenos Aires cerca de la cancha de River.
¿Cuál es su propósito? ¿Qué fin persiguen? Los creyentes de este relato no tienen ninguna idea, salvo que constituye un peligro no solo para los porteños, sino para todo el país e, inclusive, el mundo entero.
La historia se vuelve turbia y enmarañada cuando Héctor, el joven y principal personaje de la novela, un día como cualquier otro, llega al Mary Shelley y se topa con un tumulto de alumnos, profesores y policías en la puerta de entrada. De entre comentarios exaltados y nerviosos, saca una conclusión terminante: la directora ha sido asesinada.