De la música afroecuatoriana se decía que sus instrumentos eran de lo más “primitivos” y que su
letra era como “palabras sacadas de la conversación de un niño… sin belleza”. En el Perú una
mirada igualmente racista se extendió hasta la república dándose por “felizmente integrado” (y por
tanto, invisibilizado) el legado africano en el criollismo. De esta manera se condenó la memoria de
los pueblos afrodescendientes al desvanecimiento. Pese a que estas aseveraciones tienen su raíz
siglos atrás, aún hoy existen vestigios de estas formas históricas de percibir los bailes y las músicas
afroperuanas y afroecuatorianas. Por esta razón, el afán de este libro es contribuir a la
revalorización de la memoria de los pueblos afrodescendientes del Perú y el Ecuador; una memoria
que se resiste a desvanecerse, una memoria que lucha activa y que es una fuerza creadora. En el
caso de la Bomba, la memoria subvierte y transgrede mediante la risa y el baile; en el caso del Perú,
esta reescribe la historia de la colonización a través de la creación artística. ¿Es posible encontrar
algo en común entre afroecuatorianos y afroperuanos? ¡Ciertamente! La búsqueda por la libertad.
Dicha búsqueda, como este libro explica, continúa siendo vigente dentro y fuera de las diásporas
africanas. Las memorias bailadas y cantadas de los afrodescendientes, sin embargo, tienen mucho
que enseñarnos sobre el camino a ser libres.