A lo largo de este libro, el papa nos exhorta a mantener unidos el anhelo del cielo y la responsabilidad hacia cada uno de los hermanos y hermanas. Para ello, el papa Francisco no deja de recordarnos continuamente la naturaleza inseparable del cristianismo: nuestra vocación hacia el infinito y el abrazo con un Dios Padre de misericordia, y nuestra laboriosa respuesta, hecha de caridad activa y creativa.
También en estas páginas, que presentan las reflexiones del pontífice sobre los Evangelios de los domingos tomados del texto de Lucas, Francisco acompaña al lector a descubrir y practicar esta dinámica: por un lado, la acogida del anuncio de la misericordia que Jesús vino a traer sobre la tierra y, por otro lado, nuestro compromiso, para corresponder a esta gracia, ejemplificado a través de una serie de sentimientos y actitudes que fundamentan una generosidad radical.
Estas son páginas que hacen bien al corazón, porque están llenas de espiritualidad y de paternal atención para cada uno de los fieles. Dejarnos acompañar por la palabra del papa, en la lectura dominical del Evangelio, significa escuchar la voz de un pastor que quiere introducirnos, con dulzura y ternura, en el conocimiento del misterio cristiano.